Armando Trasviña Taylor
El Triunfo, B.C.S. no tuvo nombre indígena, porque apareció como aldea mucho tiempo después de los establecimientos aborígenes que hasta ahora se han conocido. Está entre Marinó (Santa Ana) y Airapí (La Paz), a unas cuantas leguas de Aiñiñí (Santiago). Antes era una pequeña ranchería que se llamaba Las Casitas. Su denominación actual se debe al nombre de una mina. En 1740 ya se conocía la existencia de minerales en la zona, según un informe de Esteban Rodríguez Lorenzo, capitán del presidio de Loreto y primer alguacil del Santo Oficio enviado a las misiones californianas, señala Jorge Amao.1 El establecimiento de los centros mineros de El Triunfo, San Antonio y Santa Ana –continúa–, se debió a una cédula real de la corona española del año 1744, en donde se ordenaba que se crearan centros no misionales que sirvieran de refugio a los religiosos en caso de alguna sublevación indígena. El virrey Juan Francisco de Güemes y Horcasitas, dice Adrián Valadez –citado por el mismo Amao–2 primer conde de Revillagigedo, otorgó a Manuel de Ocio los títulos de propiedad de las primeras minas que se trabajaron en toda la península. Una de ellas, la que dio origen al pueblo de El Triunfo, estaba situada en el lugar conocido como Cabezas de Arroyo Hondo y se llamó El Triunfo de la Santa Cruz. Esta mina fue registrada en 1751 a diez kilómetros de San Antonio. Posteriormente, en 1756, algunas de las familias que vivían en Santa Ana se retiraron a un paraje cercano a explotar una mina de plata a la que llamaron San Antonio, con lo que se inició la formación del pueblo del mismo nombre, tercero de los núcleos seculares de población de la California, concluye.