José Soto Molina
Lejos quedaron los años en que la ballena gris fue diezmada por los cazaballeneros noruegos y estadounidenses, principalmente. Este cetáceo, a lo largo del siglo XX, salvó su sobrevivencia tras la brutal cacería que alentó la industria y el comercio de las grandes ciudades europeas y norteamericanas desde mediados del siglo XIX.
Agotada la industria ballenera, la ballena gris sobrevivió lentamente a su extinción. Las cálidas aguas de los canales y estuarios de la gran Bahía Magdalena y Ojo de Liebre permitieron su apareamiento y reproducción para convertirse hoy en día en el más fascinante de los espectáculos del mar californiano.